Uno de los conceptos más utilizados para referirnos al término Educación es el siguiente: "Es la formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que estos pertenecen" (Definiciones de Oxford Languages). Y tienen toda la razón, puesto que, es la única herramienta social capaz de transformar a los individuos; preparándolos para ser útiles en los distintos escenarios que se presentan en la vida de cada uno de estos.
De igual manera, dicha formación orientada a la transmisión de conocimiento de una persona a otra, es la que permite la movilidad socioeconómica y es la clave para salir en cierto modo de la pobreza (mental y social). Tema de mucha relevancia para todas las naciones del mundo, ya que es la base fundamental del desarrollo de mismas. Siendo incluida por la ONU como uno de sus objetivos del milenio y de carácter prioritario en su agenda 2030.
Pero surgen a colación las siguientes preguntas a nivel nacional: ¿Están capacitados los docentes para formar en materia de sostenibilidad? ¿La educación secundaria y universitaria en nuestro país está formando personas con un enfoque claro de lo que es desarrollo sostenible? ¿Los diferentes organismos, procedentes del ministerio de educación (Minerd) y demás grupos que integran la comunidad educativa -nacional y a nivel local- están contribuyendo actualmente a que nuestra educación manifieste y aplique un enfoque hacia un desarrollo para la sostenibilidad? Y, por último, pero no menos importante ¿El/la docente goza de suficiente tiempo y energía durante el día para realizar todas las actividades de rigor que demanda dicho organismo mayor (Minerd), al mismo tiempo que tiene dedicarle momentos de calidad a su familia?
Es por tal motivo que en este artículo doy mi punto de vista ante tal situación.
El concepto “Desarrollo Sostenible” junto con los tres aspectos generales (medio ambiental, económico y social) supone salvaguardar los recursos actuales para que así puedan ser utilizados por las demás generaciones venideras, a través de un uso consciente y responsable, adaptándose, mediante ya mencionados aspectos fundamentales a todos los ámbitos de nuestras vidas. Pero, ¿se ha evidenciado esto en materia educativa en nuestra nación antillana? En lo personal pienso que la base de toda enseñanza es el maestro. Por ende, debe ser tratado con respeto, distinción y consideración, tanto por la sociedad a la que pertenece, como por el organismo del cual este depende y lo regula, cosa que esto último ya mencionado-consideración- no es tomado en cuenta.
En la República Dominicana, ha estado de moda en los últimos años el término “Revolución Educativa” valiéndose de un importante instrumento para la trasmisión de conocimiento llamado tecnología. Y en cierto modo tiene sus resultados si se implementa de la manera correcta. Se supone que esto vendría a solucionar problemáticas y satisfacer algunas de las necesidades dentro de la comunidad educativa, a través de aparatos electrónicos, uso de herramientas digitales y un sin número de estrategias que hacen uso de estos recursos para enseñar de una manera más eficaz en estos tiempos, en los que el desarrollo tecnológico ha tenido un tremendo auge y cayendo toda esta responsabilidad sobre los hombros de los docentes, los cuales ¡no tienen vida propia! por así decirlo.
Es bien sabido que los educadores no sólo de este país caribeño, sino de todas las naciones, y, a lo largo de la historia han sido cargados con una gran responsabilidad. Pero últimamente la carga de trabajo ha llegado a grados inconcebibles, ya que de por si el maestro/a tiene que estar trabajando hasta cuando llega a su hogar, momento en que tiene que dedicarle tiempo a su familia y así mismo. Por ejemplo: tiene que planificar las unidades pedagógicas de cada mes, planificar las secuencias didácticas (clase diaria), las técnicas e instrumentos de evaluación que pondrá en marcha en una clase, llevar registro y control de todo lo que pasa dentro del aula en su hora de clase, tener todo al día sin importar las condiciones de vida y salud que se tenga, entre otros aspectos. Sin dejar de mencionar todo lo que tienen que hacer aquellos maestros del nivel primario en el que las exigencias son aún más extenuantes e incluyo la distancia que tienen que recorrer diariamente para poder llegar a su lugar de trabajo. Y qué decir de los que tienen que implementar el famoso multigrado en centros educativos, en los que la planta física es deplorable y por consiguiente la salud de todos se ve amenazada. Cosa que es del conocimiento del ministerio educativo, pero hacen caso omiso.
Entonces, ya viendo algunos ejemplos en los cuales nos vemos envueltos los docentes, procedo a preguntarme… ¿Contamos con las condiciones necesarias para implementar una educación de calidad para la sostenibilidad? Y eso, se me olvidaba mencionar la carga de tareas que les asignamos a los estudiantes ya que no tenemos tiempo de impartir en su totalidad los contenidos propuestos en nuestra malla curricular, llegando a afectar hasta la salud mental de nuestros alumnos y contribuyendo a la deserción escolar.
Pero no todo está perdido; siempre hay una luz al final de túnel que garantice un tipo de solución. Por ejemplo, las capacitaciones por parte del (MINERD) y otros organismos descentralizados han dejado una huella muy positiva en la continua formación en el área tecno-educativa, ya que las herramientas digitales y las TICS favorecen a simplificar nuestra práctica docente. Es por eso que a continuación se muestra un cuadro en donde presento algunos aspectos favorables, otros que se oponen y algunas estrategias ante esta situación
¡En conclusión!
La base de toda formación integral y académica es el maestro. Es aquella persona que diariamente y a pesar de cualquier circunstancia está en la mayor disposición para servir a su nación en beneficio de su labor (educar). El docente es eje transversal en una sociedad, uniendo a todos las partes que la constituyen, no solo en base a conocimientos que este debe impartir, sino que también sustentado en valores y sin esperar nada a cambio.
El maestro muchas veces es objeto de crítica; no siempre constructiva y estando siempre de cara al desarrollo de un país. En república dominicana, en años anteriores, la figura de un educador era muy respetada y valorada por la sociedad y la comunidad donde laboraba. Era considerado en muchas ocasiones como la segunda figura paterna de una familia, haciendo su trabajo con mucho amor y vocación, aun con los escasos recursos de los que dependían en esa época, cosa que ha sido todo lo contrario en estos tiempos en los que la tecnología y sus avances alcanzan a todos los sectores laborales.
Conforme a lo que ya he mencionado anteriormente pienso que, para una educación de calidad, orientada a la sostenibilidad. El gobierno en curso, no importa cual sea y en conjunto con el organismo responsable deben crear un marco legal, basado en políticas públicas, las cuales mejoren las condiciones para que sus empleados en su accionar sean mas eficientes, pero respetando su espacio privado. No somos máquinas programadas para evaluar procesos formativos, mas bien, somos seres humanos que tomamos una decisión de ser educadores porque amamos lo que somos y hacemos. Y en estos tiempos en que los recursos de nuestra casa en común y sus recursos se ven amenazados debemos ser los principales actores en esta obra interminable con el fin educar personas para mantener una relacion de mutualismo con el planeta.
Bibliografía:
Write a comment ...